viernes, 16 de enero de 2009

LA ENSEÑANZA DE LAS CIENCIAS SOCIALES

LA ENSEÑANZA DE LAS CIENCIAS SOCIALES

EN LAS AULAS DOMINICANAS

La educación es el bien más preciado de todo aquel que se valora. Los países que han hecho opciones de permanencia y desarrollo, tomaron la instrucción como base. La adaptaron como herramienta vital y exclusiva, desarrollándolas a partir de las idiosincrasias nacionales y las necesidades, adoptando los aportes de otros, siempre filtrado por los sellos de su espíritu. Todos los recursos necesarios se pusieron a disposición de esta. Las mezquindades y otras miserias fueron puestas a un lado. Gobiernos y poblaciones se pusieron de acuerdo: esta es la representación de la identidad.

La escuela representa, hoy por hoy, la primera institución, después del hogar, de socialización del individuo. Es allí donde este último realmente comienza a crear y conocer los lazos sociales establecidos por la sociedad a la que se incorpora y que guiarán su futura vida. Antes de relacionarse con su comunidad este nuevo ser es llevado a un centro educativo donde se le va adiestrando, muchas veces antes que en su casa, sobre la vida en sociedad. Es por esto que esta debe ser, o quizá es, el reflejo de la escuela. ¡Es la escuela la que cultiva nuestros mejores valores y aspiraciones y los devuelve a la comunidad incrementados!

De todas las disciplinas que se formulan para ser impartidas en nuestras aulas, no menos que las demás, hay que abogar por las ciencias sociales. Los objetivos y estrategias de estas hay que revisarlos, adecuarlos y ampliarlos acorde con lo que estos momentos de crisis, la defensa de nuestra identidad y el desarrollo integral de los ciudadanos y la sociedad nos dictan. Hace falta ir más allá de la simple enseñanza de acontecimientos, fechas y lugares. Los egresados de nuestros centros de enseñanzas han de ser competentes interpretando, organizando, localizando y corrigiendo errores, haciendo e interpretando croquis y mapas, evaluando comparando y comentando acontecimientos. No llegamos a estas competencias por arte de magia. Hay que trabajar con honestidad para su alcance, creando las exigencias de rigor en las paradas de lugar.

Una mejor y eficiente formación, en el área de las sociales, de nuestros educando exige la participación activa de los gobiernos, de los centros de enseñanzas, de los profesores, de los padres y del propio alumnado que casi siempre se tiene como ser inerte. Muchas son las contradicciones que se reciben en las escuelas que atentan contra la educación. Son indescifrables los objetivos de los padres al inscribir sus vástagos en las escuelas. Lo que sí es claro es que la mayoría de ellos, no les interesa que sus hijos aprendan siempre y cuando aprueben las asignaturas. A las autoridades al parecer les interesa más que nada el incremento del número de aprobados más que la calidad de los mismos. Por eso, las presiones a los profesores que no exhiben la cantidad de promovidos que ellos se programan. En muchos centros educativos, sobre todo privados, los directores falsean las calificaciones para mostrar niveles que no poseen. En no pocos de estos a los profesores se les prohíbe colocar las calificaciones hasta que la dirección da el visto bueno o la coloca como les convenga. Los alumnos, actores de primer orden en este proceso, protestan cuando se ven afectados y se burlan cuando son favorecidos. En general, no se resisten al sistema, más bien se adapta y les sacan todo el provecho posible.

Para una buena enseñanza en el área de las sociales hacen falta recursos materiales. El primer recurso y del cual no debemos prescindir es el cuaderno. ¡Cuanto se podría decir de este! De dos empresas dominicanas que se dedican a su elaboración, ambas compiten en la promoción de productos de distracción. Años tras años, los padres son colocados entre los comercializadores de cuadernos con portadas vistosas y sus hijos. Los tutores se dejan obligar por sus descendientes a comprar estos productos, muchas veces de menor calidad que otros del mercado. En cuanto a los libros de textos, las acusaciones son cada vez las mismas. Por suerte las autoridades se hacen de oídos sordos. El cambio de libros de textos en los sectores privados como públicos, crea mucha suspicacia además de descontrolar al sector. Otros recursos muy importantes y que faltan en muchas escuelas, son los mapas, globos, proyectores y otros. Muchos profesores tienen que adquirirlos con sus recursos y estos generalmente son bastantes caros.

El más preciado de los recursos en un aula lo representa el humano. Profesores y alumnos convergen y crean las condiciones de enseñanza. Todavía se espera una mejor preparación académica del personal docente en las mencionadas ciencias del hombre. El estudiantado ha hecho consuetudinaria su indisposición al esfuerzo y la disciplina del aprendizaje de las sociales. Situaciones que se tejen en torno al proceso enseñanza-aprendizaje han creado una especie de esquizofrenia colectiva en torno al conocimiento y la apropiación de este por el estudiantado. La interpretación de la libertad que disfruta el alumnado les hace inferir que todo profesor que pone mucha clase, deja tareas y exige, es un desgraciado, perverso que tiene que morirse. Los padres, por igual se quejan y muchas veces complotan juntos a sus hijos para hacerles daños a los profesores. La dirección, orientación y autoridades, sugieren cambio de estrategias, obviando todo tipo de responsabilidad del educando. Estas son situaciones que con ciertos niveles e instituciones en las aulas se podrían resolver.

¡Siempre otro es culpable de lo que se hace o deja de hacer, si eso puede afectarme! Recobrar el amor por lo propio, el país, la bandera, el escudo, su historia, la familia. Inculcar que las instituciones son creadas para hacer más llevadera la vida en sociedad. Respetar y valorar la vida. Legitimizar mecanismos de ascenso económico y social. Volver a creer...nos hace mucha, muchísima falta. El rescate, creación y puesta en práctica, en las escuelas, de mecanismos de práctica social que surjan de nuestras necesidades nos puede servir de mucho. Somos seres polifacéticos y buscamos imitar lo de otros. Serias dificultades esto nos ha traído. Aun así, no hemos aprendido que las instituciones representan el alma de las naciones y que no se pueden copiar.

Nos hacen una serie de propuestas educativas dentro de las cuales la que mas auge tienen son la construcción del conocimiento y el aprendizaje en base a competencia. Talvez las resistencias normales a los cambios, por parte de los actores que intervienen en ese proceso dificultan el despegue de la tan deseada construcción. Puede que sea, la incapacidad de esos mismos elementos, frutos de la cultura oral que les caracteriza. ¡Quién sabe cuales otras causas! La educación por competencias se abre paso con dificultades entre una población escolar con poca base. A esta se les impone carreras técnicas con fines inmediatos, prácticos y egoístas de producir dinero. Olvidan y obvian los propulsores de esta tendencia: la necesidad nacional de individuos que vean mas allá de sus necesidades particulares; ofrecer al alumno herramientas de criticidad al entorno en el que se desenvuelve; que la escuela no debe convertirse en simple instituto laboral; que si bien el individuo debe aprender a hacer mas debe aprender a pensar; que la población dominicana tiene repulsa por los técnicos por la ancestral falta de ética de estos.

Hay que insistir sobre una mayor participación del área de las sociales en las escuelas, haciendo de esta un lugar de más interacción y agradable, donde nuestros muchachos descubran y desarrollen las habilidades que luego irán a ofrecer a la sociedad. Se debe crear y coordinar espacios de discusión de la práctica docente. De esta, en cada escuela, se debe sistematizar experiencias, las cuales se pueden publicar en este blog (www.maestrosconhostos.blogspot.com, enviándolas a la dirección electrónica maestrosconhostos@gmail.com). Estas experiencias nos ofrecerían muchas informaciones, las cuales podríamos utilizar para crecer a partir de nuestras características, necesidades y posibilidades. En cada centro se debe llevar un registro de las dificultades e invitaciones de carácter político que sacan, sin previo aviso el día menos pensado, los estudiantes de las aulas. Desde las aulas podemos ofrecer y comenzar a construir el proyecto de nación que los políticos nos han negado. Tenemos que convencer a las jóvenes generaciones que estudiar es la mejor inversión que ellos pueden hacer para el futuro.

Gerson

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