martes, 15 de diciembre de 2009

Raices de la violencia en la escuela dominicana

RAICES DE LA VIOLENCIA EN LA ESCUELA DOMINICANA

La sucesión consecutiva de hechos penosos sacan una vez más la situación de la escuela dominicana a la luz pública. Diferente a como nos han acostumbrado, esta vez, uno de los medios impresos ha dedicado una serie de reportaje donde se trata la violencia que se suscita allí. A pesar de que muchos no lo creen, esta situación, hace tiempo se nos estruja en la cara y “más pa`llá”.

Los constantes conflictos en que se desenvuelve el quehacer educativo no afectan o envuelven solamente al alumnado. Todos los actores que participan en este proceso de una u otra forma afectan o se ven afectado por las situaciones que se crean. Esta violencia es una extensión de las que se presentan en nuestras casas, los barrios y comunidades y las calles. El alumnado sólo refleja lo que ve, le enseñan y deduce del medio en que se desenvuelve.

Hacemos creer que nos asombramos por los hechos de Hato Mayor. La verdad es que esperamos lo que no sembramos. Exigimos lo que no estamos dispuestos a ofrecer. Si no educamos a nuestros hijos en los hogares o casas, difícilmente fuera de éstas ellos tengan actitudes positivas que ofrecer. Con toda seguridad estaremos mandando un dolor de cabeza a otros. Los primeros choques y conflictos los tendrán en la escuela.

No existe peor violencia que la que produce el rechazo de la madre. Los pequeñuelos de las jóvenes generaciones además de carecer de hogares, viven solo con sus madres. Muchas de estas, talvez por desesperación, propalen insultos, maldiciones, improperios, ofensas y dicen sandeces a sus vástagos que los hieren, marcan e intoxican su futura vida. No se cuenta la falta de un padre que nunca lo fue por haber sido irresponsable, o por situaciones que la sociedad no es capaz de analizar.

Las señales que vienen del medio en que se desenvuelven los escolares no son las mejores. Se les enseña que lo importante es tener dinero. Hay que ser prácticos. Deben aprovechar las mínimas oportunidades y posibilidades para alcanzar ese bien. Lo hacen. Por eso tanta propensión a la adquisición de dinero y bienes de la manera más fácil posible. Las facilidades que los padres no pueden suplirles, los varones son tentados a conseguirlas a través de su ingreso al bajo mundo y a las hembras, a prostituirse con individuos que se las suplan por favores sexuales.

La mayoría de los escolares dominicanos van las escuela pero están desconectado de ésta. Los resultados lo dicen. Hay un por ciento bien alto que, estando en cursos altos, aun no pueden cantar el himno nacional, no están alfabetizados y no saben la dirección de sus escuelas, sus nombres ni la de muchos de sus profesores. ¡ No mencionemos, realizar operaciones matemáticas simples sin la ayuda de modernos medios electrónicos! ¡La política que obliga a promoverlos en los primeros cursos de la primaria da sus frutos!

Aquellos poco que son estudiantes son burlados por la mayoría que va a los centros educativos para no quedarse solo en las casas o para escaparse de los deberes de estas. La falta de seguimiento a la realización de las tareas escolares en las casas por los tutores debilita el trabajo que se hace en las escuelas. Cuando se ponen tareas, muchos no las copian. Alegan que se les quedó el cuaderno o que la copiarán de algunos de sus compañeros. Cuando hay que revisarla, aun no han copiado el mandato. En sus casas les dicen a sus padres, cuando estos preguntan si tienen trabajo escolares, que en esa escuela los profesores no ponen tareas. Muchos rechazan a profesores y centros porque ponen muchas clases y tareas.

En la Educación Media, por manipulación, conveniencia o mala interpretación de la ley 66-97, al escolar por solo decir presente, hay que ponerle sesenta puntos. La aprobación se realiza con setenta puntos. Muchos son los conflictos y decepciones que generan estos diez puntos. Ese es el punto donde se encuentran la honradez y valoración de su trabajo de unos profesores y el practicismo de otros. Allí surgen las quejas del estudiante con el profesor al este evaluarlo en condiciones iguales al escolar. Por igual, surgen las desavenencias entre profesores entre unos que les pasan todos y otros que, sólo unos pocos.

El realenguismo con que se crían los hijos trae dificultades extras a la escuela. Los constantes robos mantienen en vilo a los cursos. A los profesores los mantiene en tensión permanente. Celulares, dinero, útiles escolares y otros, desaparecen como por arte de magia de los cursos. Unos y otros se acusan. Muchas veces se pelean. El culpable es el profesor. Los padres del afectado exigen que se tomen medidas. Si ésta se toman y afectan a todos, los demás padres también se quejan. Lo que ellos no son capaces es de ver si sus hijos llevan a sus casas cosas que ellos no len han comprado. ¡Es más fácil quejarse de otros que hacer su trabajo!

Generan conflictos en la escuela la visión extraviada de los escolares de sus derechos divorciados de sus deberes y la politización de todo el sistema educativo. Los días de clases se han incrementado. Esto no ha traído resultados significativos. En nada ha mejorado la calidad de la educación. Cualquier esfuerzo por mejorar es contrarestado por las leyes 136-03 de derechos de los niños y la ley General de Educación. ¡Quienes la hicieron se ríen con las últimas muelas de como se destruye la juventud!

Debemos sincerizarnos. Si el objetivo es promover por edad sin importar conocimientos eso se puede hacer y se evitarían conflictos, enfermedades y contradicciones en el seno de sistema educativo. Si esto es así, entonces debemos aclarar cual es la calificación que colocaremos por solo pasar por la escuela. Por igual, que exigencias tendremos para accesar a las diferentes carreras universitarias. El país necesita muchos obreros. Con que éstos sepan leer lo mínimo y firmar, a muchos les basta. A los profesionales hay que pedirle mucho más. Hace falta un trabajo combinado entre la escuela, los empleadores y las universidades para esto.
Gerson